Segundo sueño:
El escape de la doncella


Era una noche clara, llena de estrellas, templada, llena de perfumes y rumores apacibles, y con una luna blanca y serena en mitad de un cielo azul, luminoso y transparente.

Fue entonces cuando Felipe, presa su imaginación de un vértigo de poesía, vio la sombra blanca de aquella doncella cruzar apresurada el camino que sube hacia el monte Zerpa. Después de atravesar aquel viejo puente, desde donde contempló la silueta de la vieja casa, aquella que siempre tenía encendida una luz en su ventana derecha, que se destacaba a través de la neblina espesa de la selva.

Curioso y emocionado, quiso ver de cerca

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