aquella melodía, para siempre, como una eterna letanía.

Mérida es, tierra de mi cariño
Donde deje
Mis recuerdos de niño
Donde dejé
Mi dulce noviecita
La tierna muñequita
Que tanto idolatré.
(Poema de Victor Torres)


Poco a poco me desperté, y una brisa suave y templada, roció mi cara, anunciándome que era ya de madrugada. La luz del sol, entre las montañas, dibujaba un rayo dorado, sobre aquel cielo preñado de estrellas, un cielo limpio, nítido, cristalino.

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