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Séptimo sueño: Encuentro con la pereza Datsima
La lluvia caía como un torrente, sin descanso, sin tregua. La Selva se encontraba envuelta en una neblina impenetrable, no se podía ve más allá de 5 metros.
Sin embargo sentí necesidad de salir fuera de la cueva, y buscar otro sitio donde pasar las horas tristes de aquel día de abril. Los días anteriores habían sido soleados y llenos de luz y las flores se percibían en todos los colores y fragancias. Este día era distinto, pero a pesar de la lluvia, la luz del día lograba iluminar en medio de aquella lluvia densa, y a mi paso se podía observar todavía la belleza de los mantos de flores, adornando los caminos frecuentados durante mis paseos cotidianos. Así que a pesar de la lluvia, decidí salir de paseo, y
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