Poema al amor invernal

En la selva,
como el viento y el agua
nada aguarda.
Ni las hojas que caen
ni el zumbar de las alas
ni el sonido del río
ni la tierra en su entraña.
Inexorablemente otro milenio
desata su marcha.
Ni en los cielos
las estrellas son
estáticas.
Son un guiño
que el pasado
nos delata,
Diciéndonos,
el tiempo tampoco
nos aguarda.
Por eso el corazón
pierde sus hojas
de esperanza.

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